Simone Weil.
Del Blog Amigos de Thomas Merton:
“No depende de un alma creer en la realidad de Dios si Dios no le revela esa realidad. O pone el nombre de Dios como etiqueta sobre otra cosa y cae entonces en la idolatría, o la creencia en Dios queda como algo abstracto y verbal. Así ocurre en países y en épocas en que poner en duda el dogma religioso no se le ocurre a nadie. El estado de increencia es entonces lo que San Juan de la Cruz llama “noche”. La creencia es verbal y no penetra en el alma. En una época como la nuestra, la increencia puede ser un equivalente de la noche oscura de San Juan de la Cruz si el no creyente ama a Dios, si es como el niño que no sabe que hay pan en alguna parte, pero grita que tiene hambre”.
(Simone Weil, A la espera de Dios, 128)
“Hay pasajes del evangelio que antaño me chocaban y que ahora son para mí extremadamente luminosos. Pero la verdad que en ellos se encuentra no se parece en modo alguno al significado que yo creía percibir anteriormente y que me resultaba tan chocante. Si no los hubiera leído y releído con atención y amor, no habría podido llegar a esa verdad. Pero tampoco habría podido llegar a ella si hubiera abdicado de mi propia opinión, si hubiera hecho un acto de sumisión antes de percibir la luz que contienen. Otros pasajes de los evangelios están todavía cerrados a mis ojos; pienso que con el tiempo y con el auxilio de la gracia, la atención y el amor, deberán algún día tornarse casi todos transparentes. Lo mismo diría respecto a los dogmas de la fe católica”.
Simone Weil, A la espera de Dios, 151)
“Los hijos de Dios no deberían tener más patria aquí abajo que el universo mismo, con la totalidad de las criaturas racionales que ha contenido, contiene y contendrá. Esa es la ciudad natal digna de merecer nuestro amor”.
(Simone Weil, A la espera de Dios, 60)